Gracias por todos los amaneceres
tendidos
las horas que olían a risa
los días de sueño
la vida de tus manos
y el círculo de tu boca.
Gracias por llenarme de historias
y recuerdos nuevos
por redecorarme la memoria
y provocarme el hambre
de ti, de la vida, del tiempo.
Gracias a tus besos
y a esa piel que
me conozco
(por milímetros)
como un cuento.
Gracias hoy,
incluso,
por esta cicatriz
que me deja el silencio
sobre nuestra mesa vacía
y el puñado de versos
del cajón de tus secretos.
Gracias por todo
a pesar de todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario