Voy a comprarme un reloj de arena
para medir la distancia
entre tu playa y la mía.
Añadiré unas hierbas para plantar
un jardín de música
con todas esas canciones
que nos hormiguean en los brazos
y nos ponen de puntillas
para besarnos en la boca.
Pintaré la luna nueva
justo ahí en tus pupilas
y tejeré un saco de luz para guardar
todas esas sonrisas
que te guardas
(que yo lo sé)
en los bolsillos.
Volveré
para abrazarte
y quedarme a dormir.
Mañana, quizás,
te diré
te quiero,
así, medio en broma
medio en serio.
Medio queriendo sin querer.
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