viernes, 1 de junio de 2012

Bienvenida a casa

Deslízate entre las fibras de mis manos,
sobre los párpados incrédulos
quédate
ahí
a salvo de la lluvia
del polvo y la memoria.

Súbete al último peldaño de mi pelo
enrédate,
piérdete,
engánchate en sus hebras
crea descubre
y duérmete
en el seno de mis brazos,
ajeno al tiempo,
enroscado en mis pasiones,
hundido en mis venas.