El invierno
de esas mañanas ausentes
que guardan las sábanas
entre los pliegues
dejando los pies al aire
desparejados.
El frío y esas carencias
de amor
hechas de hilos sueltos
que rondan por la mesilla
tejiendo los hijos
que se han quedado huérfanos.
Enero y sus jarabes
para la tos
las bufandas
y todas esas pieles de abrigo
a las que nunca pondrás nombre.
Las horas oscuras.
El paraguas que olvidaste aquel día.
La lluvia borrando veranos
encogiendo recuerdos
y la cama helada, llena de agujeros.
Todo, enterrado bajo la excusa
de que,
incluso en invierno,
sale el sol.
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