Descubriste la fórmula exacta,
el secreto de fotografiarme
la sonrisa que se esconde
en el reverso de las lágrimas.
Y aún no sé cómo
resisto
cada vez que
la puerta se bate en despedida
y me arropa el frío
que me dejan tus madrugadas.
Confieso mis tristezas
ahora que no me ves
y puedo frotarme los ojos con pereza
ahora que he descubierto
que las lágrimas
también sonríen
y son bellas
mientras conservan la esperanza.
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