Rebota la lluvia en el suelo
como si hubiera desatado
las lágrimas que guardan los celos.
Los charcos inundan los versos
huecos
y mojan las penas
de frío.
La vida
arrugada
se esconde
y escribe un poema.
Y, mientras, te mira
allá tan cerca
y se odia
por querer encontrarte.
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