las horas de mis días
nocturnos,
todas las caras de sus lunas,
sus lluvias, sus tormentas,
el calor de sus sábanas,
la piel de sus besos
y el alma de sus sombras.
Te cedo mis madrugadas
el frío desnudo de mi espalda
mi pelo revuelto sobre la almohada
y el aliento posado en tu nuca.
Todo eso
tan sólo
por tu presencia,
algunos mimos
y la certeza de que estarás
siempre ahí,
donde espero encontrarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario